El mantenimiento empieza por una instalación correcta
El agua de alimentación se debe corresponder con las especificaciones indicadas en el equipo, de no ser así se limita la duración de la membrana.
En ocasiones es recomendable la instalación previa de un descalificador o un filtro previo. Siendo necesario para determinarlo un análisis del agua de la red.
Es muy importante no conectar el equipo a un suministro de agua que no sea seguro o pudiera estar microbiológicamente contaminado. Suministros seguros son la red pública de aguas y depósitos interiores instalados conforme a los reglamentos de salubridad (DB-HS4, Normas contra la legionella y demás normativa relativa al agua potable para el consumo humano).
La temperatura es un factor también importante para el uso del equipo que deber ser de entre 5º C y 35º C por norma general.
El paso previo a cualquier instalación es leerse detenidamente los manuales de instalación del fabricante, paso que los profesionales obviamos por instalar los mismos equipos una y otra vez.
La presión puede estropear nuestro equipo
Debe haber una presión de entrada, que dependerá del equipo, pero por norma general los equipos de ósmosis inversa trabajan entre 2,5 kg/cm2 y 5 kg/cm2.
Si la presión es inferior será necesario asegurarla con el uso de una bomba y si es superior se necesita de la instalación de una válvula limitadora de presión. En este caso es recomendable instalarla a la entrada de la vivienda para proteger nuestros electrodomésticos (lavadora, lavavajillas y termo).
Los grifos se mueven
El grifo debe instalarse de manera que por la parte inferior queden accesibles después de perforar la encimera o fregadero de forma muy cuidadosa para evitar desperfectos.
Y apretar de forma firme la tuerca que sujeta el grifo a la encimera o fregadero. Siendo esta tuerca la que suele con el tiempo perder fuerza y dejar el grifo suelto.
La desinfección del equipo
Uno de los puntos a los que no se presta demasiada atención cuando usamos un sistema de filtrado y depuración de agua doméstico es a la correcta higienización del mismo. Es preciso que se realice durante la instalación por primera vez y de forma periódica cada 12 meses.
No voy a explicar aquí el procedimiento de forma detallada porque viene descrito en los manuales de uso de los equipos. Pero sí comentar determinados fallos comunes que aún veo en algunos mantenedores:
Fallo 1: No retirar la membrana. La membrana debe retirarse con mucho cuidado usando guantes y guardándola en un lugar higienizado si se va a reutilizar. Una membrana puede durar entre 2 y 4 años, siendo necesario cambiarla a su saturación para conocer este dato es necesario medir las TDS del agua osmotizada.
Fallo 2: Cuando se realiza la higienización de un equipo se deben sustituir todos lo cartuchos filtrantes. Prefiltros y postfiltro, sólo la membrana se puede reutilizar si se ha guardado de forma correcta durante la limpieza.
Fallo 3: Verter de forma inadecuada la lejía o peor no usar una lejía apta para la desinfección del agua potable. Esto lo he visto bastantes veces, viene indicado en el envase si es apta o no.
Fallo 4: No retirar el post filtro, el post filtro contiene carbón activo que reacciona con la lejía estropeándolo. Es necesario su retirada y puentear sus conexiones, para hacer la limpieza de la osmosis.
Fallo 5: No cerrar correctamente los depósitos, no volver a colocar correctamente el postfiltro o alguna de las llaves del mismo. Dejando una fuga en el equipo.
Fallo 6: No eliminar correctamente los restos de cloro de la lejía. El cloro puede deteriorar rápidamente la membrana si entran en contacto.
En cualquier caso es muy recomendable leerse el manual que viene con los equipos que se instalan en las viviendas y seguir las instrucciones del fabricante del mismo por ser el que mejor conoce el equipo.
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